La diversidad no solo se refiere a aspectos demográficos, sino también a las diversas formas de pensar, aprender y contribuir al conocimiento colectivo. La diversidad en el ámbito universitario implica reconocer y valorar las diferencias culturales, étnicas, sociales y de género dentro de la comunidad académica. Promover la diversidad implica, también, desafiar las estructuras de poder que generan desigualdades y buscar la creación de espacios seguros para todos y todas. Esta diversidad es fundamental para enriquecer el proceso educativo y fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo.
Los ejes que componen este nodo son:
Unidiversidad: Estructurar la universidad mediante la construcción de un proyecto unitario desde la diversidad cognitiva, social, cultural y regional que caracteriza a la institución y a la comunidad académica. La integración de las sedes en una red con diferentes nodos de articulación debe convertirse en un objetivo prioritario para la dirección de la universidad.
Reconocimiento para la igualdad de derechos: avanzar hacia el reconocimiento de las diferencias no jerarquizadas en el sistema interno de sexo y género, así como en el relativo a la identidad étnica y a las capacidades humanas. Orientar las acciones institucionales hacía la erradicación de las violencias basadas en las asimetrías de poder.
Bienestar para la vida universitaria: Consolidar un sistema de bienestar que de manera integral atienda la diversidad que caracteriza a la comunidad universitaria.